Suena el teléfono celular y se escucha: – Tu evento se va a cancelar, no te voy a prestar el auditorio-. Había dicho una alta funcionaria universitaria de una Facultad de negocios al organizador del evento.
Faltaban 2 horas para iniciarlo, ya se tenían 13 empresarios invitados de primer nivel, el montaje del escenario se estaba realizando y los equipos de trabajo estaban en sus puestos. Más de tres meses de planificación habían corrido, las invitaciones y confirmaciones con las asistentes y secretarias se habían realizado, y aun con el oficio firmado aceptando la realización del evento, la facultad universitaria se retractaba ¡2 horas antes!
El abuso de poder es común en países como México, y más aun en instituciones anquilosadas como las grandes universidades públicas del país, donde las estructuras de poder se parecen más a las grandes aristocracias, adoradoras de un Rey, que a unidades de servicio profesional.
México no crecerá en tanto el poder siga destinándose a encubrir caprichos, defender posturas y aplastar iniciativas que los poderosos consideran les afectarán o que no les convienen.
Imaginen este caso con todas sus consecuencias y aristas. Una funcionaria que por escrito había otorgado su compromiso, signado su responsabilidad y entregado su palabra, tres meses antes, para la realización de un evento de suma trascendencia a un grupo de jóvenes talentosos que llevarían a 13 grandes empresarios a su universidad.
Y que a dos horas de iniciarse, se retracta, se enconcha y da argumentos irrisorios para que ya no se lleve a cabo el evento. Da coraje y mucha risa. Este caso, como todos los demás de esta serie, fue cierto. Y ella argumentó primero que había elecciones de alumnos, luego que era período de reelección y que eso afectaría a su jefe, el actual Director, porque sus rivales políticos lo podían interpretar como ‘un acto de campaña a su favor’ (como si los chicos sanos se prestasen a eso), después que ella no se acordaba haber firmado (¡hagan ustedes el favor!), posteriormente que era un evento ajeno a la universidad y luego, el descaro, que le valía (ya no se presentó a negociar y mandó a sus esbirros).
Puso sobre su palabra y sobre 13 grandes empresarios, una despiadada y caprichosa orden de su jefe (qué mal jefe, por cierto). Por eso México no crece.
El evento, a pesar de la funcionaria y su jefe, finalmente se realizó gracias a la gestión y capacidad del grupo de jóvenes y al peso de los 13 empresarios. Una muestra más de que cuando la razón asiste, el poder caprichoso se cae.
Nota: mis felicitaciones al TDE por su exitoso Ciclo de Pláticas con Empresarios que terminó el pasado viernes 18 de octubre, en la UNAM.
Nos vemos en una semana primero DIOS, y por favor, no dejen de tomar acciones que los hagan trascender!!!